Recuerdos caídos

Los árboles que habitan el barrio de La Mariscal, especialmente los cercanos a la Plaza Foch, fueron testigos del sin fin de historias que anidan en sus raíces. A sus pies los bares y restaurantes del sector reciben y atraen a cientos de personas seducidas por la promesa de la noche. La gente viene y va, y con ellas sus anhelos y deseos. Todo confluye y se guarece bajo la copa de los árboles. Muchas de esas historias fueron recopiladas y escritas en las hojas caídas de los éstos. Historias personales de jóvenes estudiantes que recordaron alguna anécdota en La Mariscal, cualquier recuerdo se mantiene en su memoria con la fragilidad con la que una hoja se sostiene de las ramas de un árbol.