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Un curso en FLACSO





Los resultados a continuación son una muestra del trabajo realizado durante el taller. Estos tienen que ver con el interés temático y espacial de cada uno de los integrantes del curso; sus propuestas fueron alimentándose con las referencias teóricas que se exponían en clase y con el dialogo conjunto que, espontáneamente surgía en el aula. Los lugares seleccionados responden a los intereses de cada uno; el tema abordado, también depende de la experiencia o experticia que cada tallerista trae consigo.



Alejandra Llumiluisa, estudiante de arquitectura, acude a su practica disciplinar para representar una de las calles más complejas de Quito en el barrio donde ella vive. La “J” en Solanda representa para Alejandra el encuentro entre lo formal y lo informal. Su propuesta diferencia los comercios que corresponden a cada categoría, poniendo énfasis en el espacio intermedio existente entre ambos universos y, por eso, la representación en capas de sus mapas.




Nathaly Flores, en otro parque, en “La Carolina”, motivada por los paseos matutinos que realiza con su perro, se pregunta sobre el punto de vista que éste tiene del parque y con ello descubre que es similar al recorrido de una canasta que, llevada por algún vendedor ambulante, transita el parque. Así es como nos muestra un video donde descubrimos un recorrido desde ese particular punto de vista.



Fabián López, por otro lado, sabe que la calle está cerca de su propia casa, a veces escucha sonidos que lo lanzan a su ventana y desde ahí la mira. Pero muchas veces, lo único que encuentra, ahí afuera, es su reflejo…





Jose Chávez, dibujante y pintor peruano, también juega con la condición doble que encuentra en el parque “La Alameda”. Retrata los personajes que le llaman la atención y observa en ellos diferencias que se marcan, incluso, espacialmente. Así, las personas de la parte norte del parque parecen usar vestimenta diferente a las personas de la parte sur. Esta dualidad es retratada como si fueran las dos caras de la misma moneda. De ahí el gran círculo en el que se retrata un rostro por cada uno de los lados.



Juan Carlos Pinto, en los alrededores de “el parque Inglés”, cercano a su casa, descubre varias calles y muros donde nadie se queda, pues, el mobiliario que lo permitiría no existe. Se da cuenta entonces que, colocar mobiliario en una acera podría asemejarse a un acto indebido, casi “subversivo” y, por ello, él coloca una banca en ese lugar y, lo hace sabiendo que es observado o, mejor dicho, vigilado, sintiendo el vértigo que provoca hacer lo que parece estar prohibido.




Mateo Hermosa también utiliza el grafiti como modo de habitar la urbe y, en esta ocasión, sabemos que está pintando un grafiti en algún lugar de la ciudad, desconocemos el lugar, pero en la misteriosa pared también habrá un lienzo, y ambos, pared y lienzo recibirán los colores y trazos del grafiti de Mateo. El lienzo expuesto en esta sala vino de ese lugar desconocido de la ciudad.





Finalmente, Jorge Sislema, quien ahora trabaja en el sector rural, descubre con cierta nostalgia que un pequeño mercado "El Cinto" pasa la mayor parte del tiempo abandonado y sólo despierta en época de fiestas religiosas. Él nos trae la imagen de ese lugar sin actividad, pero su trabajo o, mejor dicho, el trabajo de la memoria, permite llenar el sitio con los objetos y artículos que suelen acompañar a las personas cuando requieren encontrarse y compartir su fe con otras.





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