La piel de la calle
- klefvas
- 23 may 2022
- 2 Min. de lectura
No hay nada bajo la piel, somos lo que parecemos o, por lo menos, nos juzgarán de acuerdo a cómo nos vemos, al color de piel, de nuestra última piel, la que vestimos. Si el traje es de luces o si son harapos, ellos hablarán por nosotros, pues dirán si somos de “vida alegre” o si nubes negras nos envuelven; dos señales que emitimos como lo hacen las flores o los insectos con sus colores para enviar o camuflar su veneno, dependiendo de su condición de depredador o víctima.
¿De qué color es la piel de los vulnerables en la sociedad? Ellos también emiten mensajes que atraen o alertan. ¿De qué color es la piel de quienes viven en la calle? Quienes son excluidos han adoptado las formas extremas de la cromática social, pasando de colores vivos y brillantes a grises opacos y austeros y, es que, su condición de calle así lo exige. Su ropa es la piel con que la calle los viste porque ahí viven o, mejor dicho, allí sobreviven trabajando como puedan. En el bulevar 24 de Mayo en Quito, Alexandra, trabajadora sexual viste llamativos trajes cada noche de los fines de semana, contrastando con la ropa gris de Jorge, apodado “el tolete” quien se gana la vida limpiando parabrisas. Ambos trabajan al límite de su posibilidad, al borde mismo del desempleo, en la precariedad y la incertidumbre de estar afuera, porque la calle justamente, representa el polo opuesto de todo intento de estabilidad e institucionalidad social. Y, cuando las fuerzas y el trabajo se terminan, la calle viste de piedra sus cuerpos; grises y quietos como adoquines yacen los mendigos como Don Patricio en el bulevar.

Dos estudiantes abordaron el tema y construyeron dos percheros para visualizar esos dos tipos de ropa dominantes y exponerlos ahí mismo como si de una tienda de ropa se tratara.

Ambas estudiantes dieron con el par de opuestos textiles y, para exagerar su contraste, colocaron filtros cálidos y fríos, respectivamente, a sus fotografías.




Los tonos cálidos para unos y los tonos grises para otros.

El proyecto en el lugar y la implicación de la gente.









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